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martes, 6 de julio de 2021

El Mercado Público de La Unión: Arte al servicio de la burguesía minera


En el año 1868 estalla la Revolución Gloriosa que derrocaría a la reina Isabel II. Los cabezas visibles de la misma (Juan Prim, Serrano y Topete) darían paso al Sexenio Democrático, un periodo convulso en el que se sucederían un gobierno provisional, una monarquía, una república de once meses de vida y el régimen del General Serrano. En la época del gobierno provisional, que tomó las riendas del país tras la partida de la reina al exilio, Don Manuel Ruiz Zorrilla (Ministro de Fomento entre 1868 y 1869) fue el impulsor de la Ley de Bases que permitió la libre explotación en terrenos de titularidad pública sin la necesidad de contar con una autorización previa. A raíz de la aprobación de esta ley, el Sureste peninsular vivió un auge de la minería a causa de la explotación de diversos minerales en zonas como la sierra bautizada como Minera que se extiende desde el oeste de la ciudad portuaria de Cartagena hasta la población de Cabo de Palos; la Sierra de la Almenara que separa el campo de Lorca de la localidad de Águilas; las afueras de la población de Mazarrón; o la Sierra Almagrera, en la provincia de Almería.

La Sierra Minera se convirtió en foco relevante de la actividad minera de la Murcia del siglo XIX, aprovechándose esta favorable situación para fundar el municipio de La Unión, fruto de la fusión de las antiguas diputaciones cartageneras de Garbanzal y Herrerías; poseyendo un puerto minero de origen romano en la bahía de Portmán. Lindando con las diputaciones cartageneras de El Beal, El Algar y Alumbres, la nueva urbe de La Unión pasaría a ser en menos de tres décadas en una de las ciudades más importantes de la provincia por detrás de la capital (Murcia), Cartagena y Lorca.


El auge de la minería en la segunda mitad del siglo XIX no solo tuvo como consecuencia el aumento demográfico en La Unión, sino que contribuyó al nacimiento de una burguesía vinculada a esta actividad que promovió una serie de reformas urbanísticas con el objetivo de reflejar la importancia de la población. Entre el último tercio del XIX y principios del siglo XX se levantaron una serie de edificios como la Casa del Piñón (1899), la iglesia de Nuestra Señora del Rosario (1902) o el antiguo Mercado Público (1907); resaltando las figuras del catalán Víctor Beltrí (abajo izq.), el pachequero Pedro Cerdán (abajo centro) y el hellinero Justo Millán Espinosa (abajo derecha). En este grupo, aunque bien no pertenece a La Unión, dada su proximidad al municipio incluyo el Teatro Apolo de El Algar (1907), proyectado por el anteriormente citado Pedro Cerdán.


Después de esta introducción, nos centraremos en el Mercado Público de La Unión. Se trata de un edificio de estilo modernista que presenta una planta de cruz latina y una cubierta metálica de planta octogonal que se alza sobre el crucero. El origen de la construcción de este mercado se remonta a 1899, cuando el Ayuntamiento encabezado por Don Jacinto Conesa toma la iniciativa de sustituir el antiguo mercado, dentro del plan urbanístico promovido por influyentes empresarios del sector minero. El proyecto se debe a la autoría del arquitecto Víctor Beltrí, el cual dirigió la edificación de obras cumbres de la arquitectura modernista tales como el Palacio de Aguirre (1898-1901), la Casa Maestre (1906) o el Gran Hotel (1916), los tres ubicados en Cartagena. Al final, las obras serían dirigidas por el también arquitecto Pedro Cerdán, artífice de la Casa del Reloj de San Pedro del Pinatar (1895), la Casa del Piñón de La Unión (1899), la fachada del Casino de Murcia (1902) y el Mercado de Verónicas (1916), sito también en la capital; entre otras construcciones. En el Mercado Público quedan combinadas la tradición y la corriente Art Nouveau, empleando materiales como el ladrillo y la piedra, además de recurrir al sistema constructivo de la mampostería; al mismo tiempo que cobran importancia el hierro y el vidrio. En el edificio se introducirían una serie de elementos característicos modernistas como las escaleras en espiral o los motivos vegetales, haciendo alusión a una de las principales fuentes de inspiración del Modernismo: la naturaleza.


En lo referente a empresas locales, La Maquinista de Levante (ubicada junto a la estación ferroviaria de La Unión) fue la encargada de llevar a cabo la estructura metálica de la cúpula. De hecho su fundador, Miguel Zapata "El Tío Lobo", sería uno de los impulsores de la construcción del Teatro Circo Apolo de El Algar y sufragó la Casa Zapata Maestre, diseñada por Víctor Beltrí. Es decir, fue una figura estrechamente vinculada al engrandecimiento de la localidad sin duda alguna.

Algo destacable del Mercado Público que los visitantes suelen pasar por alto son los relieves que flanquean el acceso sur al edificio, de temática mitológica grecolatina como el tridente de Neptuno o la cornucopia, el primero símbolo de poder y el segundo de prosperidad. En el caso de la gallina, no resultaría extraño que fuera representada en uno de los relieves aludiendo al deseo de exhibición o, dicho de otra forma, de presumir que sin duda reflejaban los promotores unionenses de la época mostrando el esplendor imperante en la cuenca minera. Un elemento del mercado que por desgracia no se conserva en la actualidad es la farola de cuatro brazos ornamentada con motivos vegetales (al gusto modernista) que primitivamente se ubicó en el interior del mismo, en el centro; hasta que décadas más tarde fue trasladada frente al acceso norte por la plaza Joaquín Costa, desapareciendo sin dejar rastro hace unos años.

En cuanto a la prensa de finales del XIX y principios del XX, se hizo eco de la construcción del nuevo mercado de La Unión. Una de las primeras noticias se publicaría el 10 de abril de 1902 en El Correo de Levante, anunciando que los planos y proyectos de Víctor Beltrí habían sido recibidos en el Gobierno Civil de Murcia e "informados favorablemente" por el arquitecto Pedro Cerdán. En el verano de ese mismo año, concretamente el 11 de julio, se informa en El Diario de Murcia que el proyecto de Beltrí es aprobado por la Comisión Provincial. Concluido en 1907 (dicho año figura en la fachada sur), fue inaugurado el 23 de febrero de 1908, quedando recogida la información del acto de inauguración en la noticia publicada en El Liberal de Murcia tres días después; interviniendo en el mismo la Banda Municipal de Música y el alcalde e impulsor de la construcción del mercado, Jacinto Conesa. La prensa también dio importancia a los números, informando que el coste del nuevo mercado superó la elevada cifra de 300.000 pesetas de la época (poco más de 1800 euros en nuestros tiempos), aunque está claro que hoy en día el valor del Mercado Público es incalculable. Antes de pasar a ser la sede del Cante de las Minas, en 1975 fue declarado Monumento, por lo que actualmente es un Bien de Interés Cultural (BIC).

Aunque originalmente fue la plaza de abastos de la población, en el año 1978 se convertiría en sede del Festival Internacional del Cante de las Minas; cuya primera edición se celebra en octubre de 1961 (desde 1963 se lleva a cabo en agosto) con el objetivo de preservar el cante flamenco, también denominado "cante jondo", entonado por los mineros de la cuenca de La Unión que emigraron de la Andalucía Oriental. En dicho festival han actuado reconocidos bailaores como Rafael Amargo, así como auténticas leyendas del flamenco como el consagrado guitarrista Paco de Lucía o Camarón de la Isla. Abajo pueden ver el cartel de la decimoctava edición del festival; la primera celebrada en el antiguo mercado, el cual pasaría a conocerse como la Catedral del Cante de las Minas.



En el año 1985, el antiguo mercado fue intervenido por el arquitecto Pedro Sanmartín, casi nueve décadas después de su inauguración. En la actualidad es un icono de la arquitectura modernista en la provincia de Murcia e incluso me atrevo a decir que, a nivel nacional. Para nada debemos envidiar al Modernismo catalán que tuvo de referente al maestro Gaudí y legó sobresalientes ejemplos como la inacabada Sagrada Familia o el Parque Güell. En Murcia nos podemos sentir orgullosos de nuestro patrimonio, aunque aviso de antemano que debemos potenciarlo para que no caiga en el olvido y lo puedan disfrutar las generaciones futuras. Prueba de ello es el Mercado Público de La Unión, puro reflejo del Arte al servicio de la burguesía minera naciente en el último tercio del siglo XIX.


Miguel López Alcázar
Estudiante de Historia del Arte en la UMU


Fuentes consultadas

Archivo Municipal de Murcia (AMM):

El Correo de Levante (10/04/1902). Pág. 3.
El Diario de Murcia (11/07/1902). Pág. 2.
El Liberal de Murcia (26/02/1908). Pág. 2.
Levante Agrario (23/09/1934). Pág. 1.
Línea (7/10/1961). Pág. 13.

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Miguel López Alcázar


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